Todos los edificios históricos de la antigua cárcel de Carabanchel han sido reducidos a polvo.

Permanece todavía en pie el pabellón del antiguo Hospital Penitenciario, actualmente destinado a Centro de Internamiento de Extranjeros (C.I.E.), en el que se priva de libertad, de nuevo hoy, a inocentes que no han cometido delito alguno: los inmigrantes sin papeles.

Por ello, nuestra Plataforma, en coherencia con su planteamiento y tras la desaparición del resto de los edificios, exige al Gobierno que destine esta dependencia para el Centro de la Memoria que solicitamos.

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domingo, 16 de febrero de 2014

Rivesaltes, un ejemplo desde Francia

Durante los más de cinco años que han pasado desde el derribo, y posterior arrasamiento, de los edificios más emblemáticos de la cárcel de Carabanchel, hemos intentado mantener una disposición permanente a dialogar con todas las personas que, desde diversos puntos de vista, se han interesado por este espacio. (1)

En todos esas conversaciones, inevitablemente, la pregunta que en más ocasiones nos han planteado es:

- "...¿Qué es lo que pedís ahora, dado que no queda nada en pie de Carabanchel?"

Cuando respondemos que seguimos reclamando la creación de un ámbito en el que, como motivo principal, se recuerde, se exhiba y se divulgue la historia de la prisión madrileña y, por extensión casi natural, de las oscuras décadas centrales del siglo pasado en nuestro país, nuestros interlocutores no pueden evitar mirarnos de forma escéptica.

Acaban de pasarnos la noticia de que, en breve, el Gobierno de la Región de Languedoc-Rousillon (SE de Francia) construirá, en los terrenos del antiguo campo de confinamiento Joffre, en la localidad de Rivesaltes, un Museo-Memorial. Según se reconoce en el proyecto, la finalidad del memorial será, fundamentalmente, rememorar "la historia del internamiento en Francia durante la segunda guerra mundial".


Como muchos conocéis, y así lo recuerda -en la entrevista que le realizan- Christian Bourquin, presidente del gobierno regional [el equivalente a Ignacio González en Madrid], en aquella época el grupo más numeroso de personas confinadas era el constituido por exiliados republicanos españoles.


Posteriormente, hasta su cierre en 2007, tuvo diversos usos: campo de concentración de combatientes tras la II Guerra Mundial, campo de instrucción militar, lugar de agrupación de civiles que apoyaron a Francia durante la guerra de independencia de Argelia, residencia de tropas y familias procedentes de las colonias francesas -una vez independizadas- y finalmente... centro de detención de inmigrantes.

Evidentemente, esa secuencia de diferentes usos a lo largo de los años fue transformando la configuración original de los barracones que se encontraban arruinados. Aún así, uno de los requisitos imprescindibles del proyecto ha sido preservar la autenticidad de los vestigios del campo, hasta tal extremo que el enorme edificio (con una planta de 4.000 metros cuadrados de superficie) se está construyendo enterrado, de forma que no altere la contemplación del espacio vacío del campo.

Como comprenderéis, esta noticia nos ha producido un sentimiento contradictorio: por un lado, la satisfacción por el desarrollo del proyecto y, por otro, la rabia por no entender los motivos por los que algo, mucho más modesto, no es posible en Carabanchel. Rabia que aumenta cuando leemos que la iniciativa del memorial francés parte del empeño del citado Christian Bourquin, senador socialista...

¿Le estarán zumbando los oídos a su homónimo español Juan Barranco?

(1) - Únicamente, como dejamos escrito en este blog hace ahora un año, declinamos mantener -por motivos obvios- una reunión con miembros de la Agrupación Socialista de Carabanchel: 
(http://salvemoscarabanchel.blogspot.com.es/2013/02/respuesta-abierta-la-agrupacion.html)