Todos los edificios históricos de la antigua cárcel de Carabanchel han sido reducidos a polvo.

Permanece todavía en pie el pabellón del antiguo Hospital Penitenciario, actualmente destinado a Centro de Internamiento de Extranjeros (C.I.E.), en el que se priva de libertad, de nuevo hoy, a inocentes que no han cometido delito alguno: los inmigrantes sin papeles.

Por ello, nuestra Plataforma, en coherencia con su planteamiento y tras la desaparición del resto de los edificios, exige al Gobierno que destine esta dependencia para el Centro de la Memoria que solicitamos.

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miércoles, 29 de junio de 2011

La "Foto de Recoletos" cumple tres años



Se han cumplido, hace unos días, tres años desde que se hizo público el contenido del acuerdo firmado entre el Ministerio del Interior y el Ayuntamiento de Madrid para el desarrollo futuro de los terrenos de la cárcel de Carabanchel. Viendo la foto que acompañaba a la nota de prensa publicada allá en 2008, a muchos nos vino a la memoria la canción de Quintín Cabrera en la que ponía música a unos versos de Mario Benedetti:

En una exacta
foto del diario
señor ministro
del imposible

vi en pleno gozo
y en plena euforia
y en plena risa
su rostro simple

seré curioso
señor ministro
¿de qué se ríe?
¿de qué se ríe?

Ese convenio fue firmado mientras en la puerta del Ministerio del Interior protestaban los vecinos, curiosamente, los mismos a los que pretendían engañar con la promesa de la construcción de un mini-hospital. Porque ese documento suponía (y supone, ya que sigue en vigor) la privatización de una gran parte de un terreno público, la consolidación del espacio como de uso penitenciario, el mantenimiento del centro de concentración de inmigrantes, la congestión urbanística de la zona y la destrucción total de un edificio histórico.

Suponía además, la traición del PSOE a unas promesas que ese partido había mantenido desde que se cerró el penal, propuestas en las que aseguraban tanto un uso público de la totalidad del solar como la creación de un museo que mantuviera viva la memoria de la cárcel. Por eso no entendíamos la risa del señor Ministro.

Tres años han pasado desde entonces.

Después de ese tiempo, lo único que hicieron fue reducir a polvo el simbólico edificio; nadie ha comprado los terrenos que pretenden privatizar, no se ha construido nada y la desolación y el abandono se han apoderado de la parcela. Ahora los versos de Benedetti parecen premonitorios:

después de todo
usted es el palo
mayor de un barco
que se va a pique

seré curioso
señor ministro
¿de qué se ríe?
¿de qué se ríe?

domingo, 12 de junio de 2011

17 de junio: ATENEO DE MADRID (c/ Prado, 21)

El próximo viernes, 17 de junio, celebraremos en el Ateneo de Madrid (Calle del Prado, 21) un acto de reivindicación de la Memoria de todos aquellos que fueron represaliados por la Dictadura Franquista. Ante la agresión de la Academia de la Historia, seguimos exigiendo: VERDAD, JUSTICIA y REPARACIÓN.

jueves, 9 de junio de 2011

No de este entierro, señora Ministra.

Una de las reacciones más sorprendentes y sin embargo, más entendidas, que se producen cuando alguien fallece, es el sentimiento de amistad y reconocimiento que aflora entre muchos de los que, horas antes del óbito, no dudarían en clavarle un puñal por la espalda al difunto.

Ese sentimiento lleva incluso a quienes eran enemigos acérrimos a ensalzar, de forma pública, la vida, la obra, la lucha… del fallecido haciéndose ahora partícipe, correligionario o simplemente simpatizante de las ideas del que no puede levantarse, indignado, y rebatir las hipócritas loas que sobre el o ella se vierten. Amparándose en la tristeza del momento, parecen no darse cuenta de la incoherencia en que caen cuando se identifican con el pasado del muerto.

Asistimos actualmente a un claro ejemplo de este hecho con motivo del reciente fallecimiento de Jorge Semprún. Al hilo de la noticia, la Ministra de Cultura, doña Ángeles González Sinde publica hoy en los diarios Público y El País sendos artículos recordando la figura del polifacético personaje. En ese recuerdo hace hincapié en la vida del escritor, destacando su azarosa existencia y su lucha por la Memoria Histórica. Pero va más allá: ella misma se autocalifica como convencida defensora de esa lucha por la Memoria Histórica, y no solo ella, sino también el gobierno del que forma parte.

Así, a la pregunta que Semprún se hacía al abandonar su cargo de ministro ("¿No habrá llegado el momento de dominar colectivamente el retorno de lo reprimido, de salir de nuestra amnesia voluntaria de los contenidos de la Guerra Civil, para abordarlos en fin -sin espíritu de retorno, de revancha o de rencor, naturalmente- con la voluntad de un avance social que no tenga en cuenta ni los mitos del pasado ni los silencios u olvidos del presente?"), González Sinde se complace en afirmar que ya ha pasado y se ha cumplido ese momento gracias, como no, a la Ley de Memoria Histórica de 2007, de la que continúan sintiéndose orgullosos.
  
Accede al artículo publicado en El País
Por otro lado, se identifica plenamente con el anterior inquilino de su despacho, al considerar como muy útiles para ella “sus reflexiones sobre la pertinencia de una revisión de nuestra memoria histórica, como siguiente paso si queríamos alcanzar una democracia parlamentaria sólida y madura, después de la amnesia pactada, voluntaria y positiva de la Transición”. La verdad, no sabemos donde habrá escondido esas reflexiones.

Accede al artículo publicado en Público
Porque habría que recordarle a la señora Ministra cual ha sido (y es) la actuación de su gabinete, claramente inactivo en el tema de la Memoria Histórica. Salvo la adquisición de algunos archivos para su almacenamiento en el insuficientemente accesible y poco pedagógico Centro de Salamanca, nadie conoce ninguna iniciativa significativa de su Departamento.

La historia de los años centrales del siglo XX sigue sin ser contada de forma objetiva. Su asistencia a la reciente presentación del Diccionario Biográfico de la Real Academia de la Historia, y el vergonzoso contenido de dicha obra, es un ejemplo claro de cual es la verdadera posición de su Gobierno y de su Ministerio: No han hecho ni están haciendo nada para promover la Verdad, la Justicia y la Reparación que los represaliados por el franquismo reclaman y merecen.

Y, como ejemplo más evidente, tampoco movieron un dedo para evitar el total arrasamiento de la cárcel de Carabanchel (el espacio idóneo de la Memoria Histórica) que fue llevado a cabo por sus vanidosos compañeros de Gobierno “progresista”.

Es más, ni siquiera se dignaron responder a nuestros escritos (varios de ellos presentados a través del correspondiente Registro –por lo que hay constancia de lo que decimos-) solicitando la intervención de su Ministerio antes de la demolición para que se protegiera una mínima parte del monumento, durante la propia destrucción para salvar la cúpula central y después para que Carabanchel no fuera lo que es hoy: SILENCIO Y OLVIDO.

Así que, Señora Ministra de Cultura: Si quiere, tírese flores, pero, por favor,  no de este entierro.